ODS 5. Igualdad de género

El ODS 5 en la escuela

---

El logro de la igualdad entre mujeres y hombres constituye, hoy en día, una de las principales aspiraciones que se plantea la humanidad para el horizonte 2030. A través del ODS 5, la Organización de las Naciones Unidas (2015) se propone, entre otras metas, acabar con la discriminación y la violencia de género, garantizar la participación femenina en los espacios de responsabilidad y promover acciones para el empoderamiento de la mujer; aspectos que, sin lugar a dudas, contribuirán a la construcción de una sociedad más justa, equitativa y democrática para todas las personas.

En este contexto, los centros educativos desempeñan un papel clave y fundamental, ya que pese a su papel en la reproducción del sistema patriarcal, también son parte activa de la solución. Como espacio de relación y de aprendizaje, la escuela representa uno de los escenarios más privilegiados para cuestionar la cultura estereotipada y fomentar la igualdad entre mujeres y hombres. De hecho, no es casualidad que una de las metas del ODS 4 (Educación de calidad) sea garantizar que todo el alumnado posea los conocimientos, las destrezas y las actitudes necesarias para promover la igualdad de género. Sin embargo, para asumir dicha responsabilidad es necesario implementar una educación transformadora, crítica y con enfoque de género en la escuela; es decir, una educación con la que desafiar las creencias y las prácticas discriminatorias y construir modelos de relación más horizontales, desde el respeto y la equidad.

Con este propósito, son varias las estrategias que se pueden emplear, tanto a nivel de centro como de aula. Prueba de ello son las diversas experiencias que se han venido desarrollando en este ámbito (ver por ejemplo, los casos del CEIP Santa Marina, del CEIP Ramiro Solans, del IES Luis Seoane o el Proyecto Kitchen), así como los múltiples recursos didácticos que se pueden emplear (ver por ejemplo, una selección de lecturas sobre el ODS 5, una guía de actividades o una unidad didáctica específica sobre ello). No obstante, y con independencia de la estrategia utilizada, es necesario considerar una serie de principios básicos que han de orientar la intervención. En primer lugar, es preciso que los equipos directivos y el profesorado se esfuercen por convertir la escuela en un espacio seguro y libre de estereotipos de género. Para ello, es esencial problematizar el currículum oculto y la cultura escolar, así como emplear materiales y recursos didácticos con enfoque de género. Además, se deben crear espacios para el encuentro y la participación del alumnado, del profesorado y del entorno familiar, ya que a través del diálogo y del relato compartido es cómo se cuestionan y modifican los roles tradicionales de género. Por otra parte, es necesario diseñar e implementar acciones de capacitación en materia de coeducación para todos los agentes implicados en el proceso formativo. El objetivo de este tipo de actuaciones será visibilizar la pervivencia del sexismo en los espacios escolares, promover la toma de conciencia y proporcionar herramientas y estrategias para favorecer la educación en igualdad. Algunas propuestas más específicas para el aula son el empleo de la dramatización y la reflexión colaborativa en actividades que aborden la identidad de género, la dimensión sociocultural del constructo o los desequilibrios y las prácticas discriminatorias. Las charlas con especialistas también suelen ser efectivas para analizar las múltiples desigualdades que experimentan las mujeres, la estrecha relación existente entre el género y la pobreza o la salud reproductiva y sexual. En última instancia, se recomienda el empleo de metodologías didácticas activas en clase, como el ABP o el ApS, dado que estas promueven la sensibilización y el compromiso con la transformación y mejora de la sociedad. Sin lugar a dudas, con la implementación de este tipo de medidas, la escuela se convertirá en un lugar para la igualdad, el respeto y la equidad entre todas las personas.

Mayra Urrea